Definitivamente creo que estoy pasando por una etapa reposteril quesera o cheesequera o tartaquesera porque no hago más que imaginar, buscar y babear por las tartas de queso.
Espero que sea sólo una etapa porque de lo contratio creo que tengo un trastorno obsesivo compulsivo que me lleva a hornear y catar tartas de queso sin parar. Aunque la verdad, ahora que lo pienso, no sé por qué tiene que ser un problema...
Así que uníos conmigo queridos compis dolceros y entreguémonos al placer de ponernos púos de tartas de queso!
He decidido llamar a esta receta triple cheesecake porque la masa va dividida en tres sabores: tarta de queso normal, tarta de queso con chocolate y tarta de queso con mantequilla de cacahuete (y ahora es cuando lloramos de emoción todos por la persona que inventó esta maravilla).
Vi una receta similar buceando por Facebook y después, mirando uno de mis libros de Martha Stewart encontré una receta parecida que decidí usar de base para la que os traigo hoy. Así que vamos allá dolceros! A la receta!
Ingredientes (para un molde de unos 23 cm)
900 gr de queso crema a temperatura ambiente
300 gr de azúcar
un pellizco de sal
1 cucharadita de extracto de vainilla
4 huevos grande a temperatura ambiente
150 gr de chocolate negro fundido
150 gr de mantequilla de cacahuete
Para la base: 140 gr de galletas picadas y 30 gr de mantequilla fundida
Elaboración
Engrasamos el molde y precalentamos el horno a 180º.
Mezclamos la galletas trituradas con la mantequilla derretida y forramos la base de nuestro molde con la mezcla. Horneamos 10 minutos y reservamos.
Bajamos la temperatura del horno a 170º.
Batimos el queso crema y vamos añadiendo poco a poco el azúcar, la sal, la vainilla y los huevos uno a uno. Separamos la masa en tres parte y a una de ellas le incorporamos el chocolate derretido y a otra la mantequilla de cacahuete.
Forramos el exterior de nuestro molde con papel de aluminio y vamos echado porciones de las tres masas ( la que será de cheesecake normal quedará más líquida). Reservamos algo de las masas de mantequilla de cacahuete y chocolate para ponerlas por encima y hacer remolinos con un palillo.
Horneamos al baño maría durante unos 60 minutos o hasta que cuaje el pastel pero quede un poco blando en el centro. Dejamos enfriar en una rejilla y luego refrigeramos en el frigorífico (mejor toda la noche). Ya puede desmoldarse y disfrutar!
Si la probáis ya veréis que queda deliciosa, el toque que le da la mantequilla de cacahuete es TRE-MEN-DOOO. Os dejo disfrutar de la receta!
Nos vemos en el próximo post!
Besos,
Mari.